martes, diciembre 18, 2012

Villa de Urueña




En el centro del espacio de infinitos amarillos,
en el centro mismo de la meseta castellana,
hay una villa mágica, medieval, amurallada,
que tiene un cuento en cada esquina,                                       
una sirenita contemplando la luna
al pie de la muralla, 
un poema pintado en el cielo
sobre los tejados silenciosos.

A esa villa de Urueña
nos llevó el sendero de la palabra
a soñar con versos perfectos,
nuestro espíritu entregado
a la lumbre amorosa,
al olor del tomillo,                                                                                    
al enjambre de estrellas,
al duende del vino.

En este lugar el espacio y el tiempo
se funden en las letras
que arden y se encienden,
nos inundan y poseen,
nos hacen la ofrenda maravillosa
del verbo.





Geografía

Se me perdió una lágrima
en la comisura izquierda de tu boca, 
me dejé olvidada una caricia
en el hueco frío de tu almohada,
un espasmo interrumpido 
quedó en el silencio oscuro
de tu madrugada.

Aún así regreso,
terca,
a buscar retazos
en la inmensidad de tu indiferencia
con mi brújula atontada
sin tus puntos cardinales.

Debo admitirlo, 
nunca se me dio bien la geografía.

© Annie Altamirano Todos los derechos reservados

domingo, diciembre 16, 2012

Inventario del fin del mundo

Dicen que este año se termina el mundo,
ya, en unos días,
por lo que me dispongo
a hacer el inventario
de mis mas caras posesiones.
A saber:
una caja de pendientes,                                                  
tres sonrisas encantadas,
una bolsa de truenos,
fotos de amigos y familia,
las cumbres de la sierra,
el arroyo enmudecido por la ausencia,
mas fotos,
un sobre pequeño para las lágrimas,
el baúl de tus caricias,
la mordaza invisible
de las palabras impronunciadas,
la canción que nunca me escribieron,              
un brazalete,
la cascada verde del sauce de mi casa,
la lluvia fresca en el verano,
la nieve detrás de mi ventana,
un beso en la comisura
derecha de mi boca,
el poema que quise haber escrito.
he aquí la declaración
de mis bienes mayores,
y no ante notario.
Para qué
si el mundo,
dicen,
se acaba en unos días.
¿Todo para qué?
Para saber
que al menos
valió la pena.


© Annie Altamirano Todos los derechos reservados

Bajo los cielos de París - Noviembre 2012




El mes pasado regresé a París después de treintaytantos años. 




La noche que llegué, me senté en una mesa de Les deux magots con una copa de Chardonnay. 







Sous le ciel de Paris
S'envole une chanson
Hum Hum
Elle est née d'aujourd'hui
Dans le cœur d'un garçon
Sous le ciel de Paris
Marchent des amoureux
Hum Hum
Leur bonheur se construit
Sur un air fait pour eux


























Otro sueñito cumplido, ir a Shakespeare and Company. La primera librería la abrió Silvia Beach en 8 rue Dupuytren,y luego se mudó a una mas grande en 12 rue de l'Odéon en el 6th arrondissement in 1922. Era el lugar de reunión de escritores como Ezra Pound, Ernest Hemingway, James Joyce and Ford Madox Ford. Ms Beach fue la que publicó el Ulysses de Joyce cuando nadie quería hacerlo. La librería cerró en 1941 durante la ocupación nazi y nunca reabrió. 






Esta es la segunda, fundada en 1951, en 37 rue de la Bûcherie, en el 5th arrondissement, por George Whitman, se llamaba originalmente "Le Mistral" pero luego la rebautizó "Shakespeare and Company" en honor a Silvia Beach. La reconocerán quienes hayan visto Midnight in Paris, de Woody Allen. 





Et voilà, la reine du Paris!!






Paseo por el Tormes o el 'rinchi' de Carlos

Está claro que de músico, poeta y loco todos tenemos un poco, pero en el caso que nos ocupa creo que las dosis de loco se acentúan por el hecho de ser poeta y en el Reino de SonLetras todo es posible. 

El domingo pasado Carlos nos invitó a dar un paseo por un 'rinchi' que el conocía para hacer fotos. Todos parecían estar al tanto de lo que significaba 'rinchi' menos, obviamente, yo. Según Toño, hablamos muy raro por Argentina, pero ¡¡¡¡anda que aquí!!!! Pues a buscar lo que significa y es esto: cuando de niños se jugaba a cualquier cosa en la que intervinieran varios competidores, se iban yendo al rinchi los que iban siendo descalificados. Creo que también hay otro significado pero no lo tengo muy claro. 

La cuestión es que el domingo a mediodía partimos los valientes de goma: Carlos, autor intelectual del hecho, Nati, Benito y yo. Con muy buen criterio, Maribel y Toño se borraron ante la posibilidad de quedar hechos sopa (había pronóstico de lluvia) o congelados. 




Pues al Tormes nos dirigimos, como dice Benito, como mosqueteros, cámaras en mano a falta de espadas.Caminamos como peregrinos, ya que en cada recodo del río Carlos, nos alentaba a seguir porque mas allá había un sitio precioso. Y así seguimos,mas allá y mas allá. Y sitios preciosos había y para repartir. No sé exactamente cuántas fotos sacamos pero han sido un par de cientos seguro. Los cuatro con cámara somos un peligro, está comprobado. 






Encontramos un molino, lamentablemente en ruinas, con una vista preciosa del río, que bien podría haber sido restaurado y transformado en un café. Una lástima.    




Mas adelante y cuando ya Beni, Nati y yo desfallecíamos, enconrtamos otro molino, este en condiciones, con un graffitti de lo mas curioso. 




Al fin, las nubes desaparecieron durante nuestra aventura, la temperatura fue por demás agradable y la lluvia esperó hasta que nos subimos al coche de Benito para regresar a casa. No hubo versos, ni batallas épicas, solamente una mañana divertidísima en compañía de amigos. 



Aquí el video que hizo Nati de recuerdo del paseo. 


SonLetras en el ATENEO






El martes 27 de Noviembre SonLetras estuvo en una lectura colectiva en el Ateneo en  homenaje por el 75 aniversario de la muerte del gran poeta y escritor Miguel de Unamuno. El recital comenzó a las 20:30. Junto a amigos y socios del Ateneo se leyó la novela 'San Miguel Bueno, mártir.'




 Tuvimos el honor de que nos acompañara Pablo Unamuno, nieto de don Miguel de Unamuno  En esta foto nos acompaña a los integrantes del grupo SonLetras junto a Mamen Somar.




Se contó también con la presencia del concejal de Cultura de la ciudad de Salamanca, Julio López Revuelta, quien también se sumó a la lectura. 


El filandón


A principios del otoño y por esas ‘casualidades’ que suelen poner en mi camino a cuentos y cuentistas (que no cuenteros), me encuentro en reiteradas oportunidades con la noticia de la publicación de un libro. Me llamó la atención tanta publicidad y lo busqué en la biblioteca, ¿dónde si no?, y me encontré con una mina de oro. El libro en cuestión se llama ‘Todos los cuentos’ del escritor leonés Antonio Pereira González.




Muchos de vosotros, especialmente los castellano-leoneses, sabréis quién era Antonio Pereira pero para otros, como yo, este señor será una novedad. Antonio Pereira nació en 1923 en León, en la hermosa región del Bierzo, en Villafranca del Bierzo para ser más exactos. Gran narrador oral, junto a otros autores leoneses como Juan Pedro AparicioJosé María Merino o Luis Mateo Díez practicó la costumbre del filandón, una reunión en torno a una mesa o de un fuego, generalmente después de cenar, en las que los comensales recreaban historias de la tradición popular o inventaban las suyas sobre la marcha.

Los inicios de Antonio Pereira en el mundo de la literatura no fueron, sin embargo en el territorio del cuento sino en el campo de la poesía, solía decir que empezó a escribir para "conquistar a las chicas de su pueblo, y a las forasteras".

Antonio Pereira publica su primer cuento en el año 1957, pero su primer libro de cuentos,  Una ventana a la carretera, se publicó en 1966 tras ganar el concurso Leopoldo Alas. A partir de entonces se dedica a este género hasta convertirse en uno de los escritores de relatos más fecundos y prestigiosos de la literatura española actual.

Aunque también cultivó la novela, compartía el juicio de Borges sobre la narrativa larga: "Desvarío laborioso y empobrecedor escribir en quinientas páginas una historia cuya perfecta exposición oral puede hacerse en pocos minutos”. Para él, el cuento "Es el resultado de saber una buena historia y saber contarla con brevedad e intensidad". También decía que "Escribir un cuento supone una salida para un golpe de mano que fracasa si se lleva exceso de munición". En el prólogo a ‘Me gusta contar’, su selección personal de cuentos, nos deja un decálogo para cuentistas que comienza con el siguiente consejo: ‘Lo primero es tener una historia que contar. Sin eso, nada’. Y don Antonio tenía muchas y muy variadas, la del encuentro con un cierto Borges en ‘Si me lees te leo’, un relato de dos páginas y media que me fascinó, o ‘El asturiano de la Delfina’. Sus personajes son gente sencilla y humilde, el transportista de ‘El Atestado’ o el soldado protagonista de ’La Resistencia’. Como contrapartida se alza una minoría cultural y social representada por la ingeniera Démencour o la profesora Peterson. Antonio Pereira fue un viajero infatigable y así sus cuentos nos llevan a escenarios rurales y cosmopolitas como Buenos Aires, Palencia o Nepal.  

Precisamente en Nepal comienza otro relato que me gustó especialmente, ‘Los brazos de la i griega’, y comienza así:

‘No quisiera volver al valle alto del corazón del Nepal, ahora que sus hoteles se parecen a los grandes hoteles del mundo. …’

Antonio Pereira: altamente recomendable si no lo habéis leído y obligada relectura para los amantes del género. 

Publicado en Revista Imprescindibles © Annie Altamirano Todos los derechos reservados

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