luz ajena,
curva lánguida
de agua lenta
sobre piedras
y algo de arena.
Busco rumbo mas allá del horizonte,
hacia el oeste. Olfateo el aire,
el olor ancestral.
Desde lejos llega la marejada.
Alza su sed en zarpazos blancos.
La eterna insistencia de las olas
que viven en la muerte de sus hermanas.
Las gaviotas vuelan alto
buscando rumbo
conjurando corrientes de aire.
Soy bulto húmedo en la extrema orilla,
Pecio casi invisible salpicado por la espuma.
Vuelvo a oír mi nombre susurrado
en los rasguños de sal,
huérfana de algas y sudestada.
Vuelven las gaviotas a la playa.
Es hora.
El horizonte se rinde en el fondo de la tarde,
cede ante la lengua de espuma.
La mitad del sol se derrumba
Sobre otras latitudes,
otros médanos
y el lomo gris de las toninas.
Crecen las estrellas en el hueco de mis ojos
Y desembarcan las apariciones.
foto © Natividad Gómez Bautista
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