Me miro en
la nada de tus ojos
y me asusta
el asalto despiadado
de la
indiferencia.
Voy
mendigando una caricia,
la piel seca
y cuarteada
como la
suela de mis zapatos.
Ni siquiera
olvido.
Daría todo
el aire por un gesto,
la mentira
piadosa de un beso,
por otra
madrugada.
Se aleja tu
espalda
y los
amaneceres dejan
la misma
huella que tus pasos
en los
charcos
después de
la lluvia.
© Annie
Altamirano
Poema
inspirado en la foto de © Natividad Gómez Bautista
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