En la
quietud de la raíz
habito,
en su abrazo oscuro
donde el tiempo no corre.
Soy piedra inmóvil,
aliento atrapado en el vientre del suelo,
una promesa que germina
sin romper el silencio.
Y el vuelo
me llama,
con su vértigo de horizontes,
con su danza incierta sobre el abismo.
El aire me tienta,
me tiñe de luz y de vacío,
me dice que el peso no es eterno,
que en lo alto también se puede habitar.
Entre la
raíz y el vuelo
mi ser oscila:
¿quedarme en lo profundo,
o perderme en lo alto?
Soy la duda del viento,
el anhelo del suelo,
la hoja que tiembla en la rama,
suspendida entre la quietud y el salto.
© Annie
Altamirano
Publicado en: Bajo
la sombra de los vencejos
XXVIII
Encuentro de Poetas Iberoamericanos
Antología en
homenaje a Carmen Martín Gaite 1925-2000, Gabriel Chávez Casazola y Carlos
Aganzo
Fundación
Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes
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