Con la luz del sur ardiendo en la memoria
y el resplandor que ciega desde las doradas piedras,
siento la ausencia salina de la bruma costera,
del oleaje en sudestada.
Llega otro verano.
El tiempo se consume de un modo distinto.
El tedio del secano,
lento y abrasado,
dormita la siesta en los rincones.
Busco aromas familiares
pero han mudado latitudes.
Enero ausente es julio.
No se pueden conciliar contrarios.
Salina ausencia.
Oleaje ausencia.
Azul ausencia que me habita.
©Annie Altamirano
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