Se me perdió una lágrima
en la comisura izquierda
de tu boca.
Las caricias quedaron
huérfanas
en el hueco frío de la
almohada.
Un espasmo interrumpido
se agotó en el silencio oscuro
de tu madrugada.
Y aún así regreso,
a mendigar retazos
en la inmensidad de tu
indiferencia,
con mi brújula atontada
sin tus puntos
cardinales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario