El atardecer inquieto
acarició su cintura.
El mar era un abrazo
de olas
en los pies.
Pero ya no era ella,
era solo materia
yerta,
sin luz
en los ojos
desterrados.
Escribir es un modo de soñar, y uno tiene que tratar de soñar sinceramente? Jorge Luis Borges
Grisea la tarde en las ventanas. Los árboles van mudando de vestido. Llovizna sobre el asfalto de este octubre atardecido de ciudad que me...
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