AnaCé, a quien tuve el placer de conocer en 2014 en ocasión del Encuentro de Poetas Iberoamericanos (Alfredo y Amador, nunca estaré suficientemente agradecida), es poeta y ensayista. Nació en Guayaquil, Ecuador. Actualmente ejerce la enseñanza del Idioma Español como Lengua Extranjera; dirige la gaceta literaria Metaforología; coordina el Fondo Poético para las Américas (un pequeño fondo privado establecido para difundir digitalmente las letras hispanas); realiza investigación literaria en el campo de la poesía ecuatoriana escrita por mujeres; y colabora con varias revistas culturales. Podéis vistar su blog para tener una aproximación mas cabal a su obra y su pensamiento: http://anaceciliablum.com/biografia/
Áncoras es el título de este precioso libro, con prólogo de Alfredo Pérez Alencart, fotos de Amador y la reproducción del retrato que de AnaCé hiciera el maestro Miguel Elías en 2014, que fue finalista este año del Premio Pilar Fernández Labrador de Poesía.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, áncora es el ancla (‖ de la embarcación) o bien aquello que sirve o puede servir de amparo en un peligro o infortunio. En este caso, la poesía sirve a AnaCé de amparo ante el infortunio, de ancla a quien va con el domicilio a cuestas en palabras de Alfredo Pérez Alencart. En estos cuarenta poemas, sabemos de su vida, su familia, sus orígenes a través de versos vibrantes pero sencillos, sin pretensiones vacías, que llegan a lo profundo del alma.
Muchas gracias por este regalo, AnaCé, y por la hermosa dedicatoria. Ya he leído tres veces el libro y sigo descubriéndote.
Ser de aire
Torbellinos entran
y salen de esta casa-cuerpo
a cualquier hora.
Vórtices
me arrastran a otros mares.
Corrientes
colman mis alforjas de otra arena.
De vendavales se hace mi trayecto.
De tornados mi memoria.
Todos los huracanes del mundo llevo adentro.
La Poesía
Agua que persigue a su mar.
Sorprende, azuza,
se desborda,
insiste.
Y revives
todas las islas.