XV
El poema es el
rostro en el espejo
más verdadero que
el rostro y que el espejo.
El poema es el
flujo de la sangre
más allá del
cuerpo,
el ritmo de la
sangre más allá de la sangre
—sus cauces
rigurosos, su latido sordo y unitario.
El poema es el ritmo
de lo otro en mí
más allá de mí,
siempre, más allá,
donde mi silencio
se topa con tu ritmo
y repercute en
mí, que solfeo en el poema
un ritmo
numinoso,
cifra que hace
eco en el eco
que es cuerpo
verdadero
—lo numinoso en
ti y en mí—
el ciclo de las
esferas tocándose y abandonándose
—alejándose, sí,
una de la otra,
pero desasiéndose
de sí también
cada cual
en su dorada,
fecunda negligencia.
En su ritmo me
despliego.
En su metrónomo
caprichoso y
fugaz
despliega el
universo sus fantasmagorías
—su verdad.
No hay traducción posible.
—o sí la hay:
de lo uno a sí
mismo,
de lo uno a
aquello que tantea y vence
de lo que sabe de
sí
—su pobre
imperio.
El poema, digo,
digo la música,
digo el movimiento
de la danza en el
cuerpo, el de la piedra esculpida…
Y la música en el
trazo y en la piedra, digo,
y el movimiento
sinuoso y firme del poema,
docta cadencia,
felicísima caída en el cruce
de todos los
sentidos.
de Diario ínfimo
(Sevilla, La Isla de Siltolá, 2016)
Si quieres saber mas sobre esta poeta https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/recursos-1/colaboraciones/3938-escritores-de-nuestro-tiempo-mercedes-roffe
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