sábado, febrero 24, 2018

Angelina Gatell - La voz perdida

La poeta Angelina Gatell (Barcelona, 1926-Madrid, 2017) terminó poco antes de morir el libro La veu perduda. La autora había escrito una extensa obra en español, debido a que abandonó muy joven Cataluña para salvarse con su familia de la represión franquista. Salvador Espriú se lamentó en una ocasión de la voz que había perdido la poesía catalana. Pero al catalán decidió volver la poeta al final de su vida. Su libro ha sido publicado en edición bilingüe por la colección Visor.

Dice Luis García Montero: "Angelina Gatell abandonó Cataluña muy joven para salvarse con su familia de la represión franquista. La derrota de su mundo republicano la obligó a cambiar de ciudad y de idioma. Al cabo de los años, cuando ella era dueña de un mundo lírico personal, el poeta Salvador Espriu se lamentó de que las circunstancia hubiesen provocado la pérdida de su voz para la literatura catalana. Entre 2009 y 2016, Angelina Gatell escribió en catalán su último libro de poemas con el deseo de recuperar esa voz. Su poesía fue a buscar la memoria y la identidad en el lugar de la pérdida, ese ámbito en el que la palabra se siente conciencia, rebeldía, pasión y conocimiento. No se trataba de renunciar al legado de su escritura en castellano, sino de dejar el testimonio último de una verdad que dialogó con el vacío y en la que se fundó una razón poética combativa, emocionante y poderosa".

Joan Margarit en el prólogo: “Que una poeta haya nacido en uno u otro lugar no suele ser un dato importante excepto cuando esto, en medio de las circunstancias de su vida, entrañe un conflicto con su lengua materna. Esto puede ser un problema muy serio, para una poeta. La primera noticia de la existencia de un poema no es ni tan solo verbal, pero ahí comienza el misterio de la palabra poética. Se puede tener una –o varias– lenguas de cultura, pero puede ser que ninguna de estas sirva para entrar en ese lugar donde está el poema. Como en los cuentos, se trata de entrar en un lugar sin puertas. Todas estas cuestiones son irrelevantes cuando la lengua materna y la de cultura coinciden. Cuando no es así, la lengua en la que se intenta escribir puede ser una impresionante catedral edificada sobre una cripta inaccesible. Y el poema, fundamental y humilde, está siempre en esa cripta."

"Esta es la tragedia personal de la que habla este libro. Este es el sentido que tiene que sus lectoras y lectores lo primero que encuentren sea las palabras que Salvador Espriu, el gran poeta catalán contemporáneo de Angelina, le dice en una carta: "Lástima que por culpa de las circunstancias nuestra lengua haya perdido una voz como la suya".


La poeta comienza el libro a la vez por el prólogo y el epílogo, “pero para ella es urgente que sepamos que este libro es un principio y un final, que detrás tiene una larga ausencia y ante él la ausencia definitiva”. Se despide con las palabras “de otro tiempo anterior, el del origen, las palabras de los hijos, de la memoria de los amores y de la amistad, sus palabras en lengua catalana. Es una despedida que no significa desamor a ninguna otra lengua sino una última búsqueda de identidad y de existencia”.


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