domingo, julio 26, 2015

Ciclo lunar


Una vez fui cuarto creciente,
las tardes de tele a la vuelta del colegio,
escapadas en bicicleta a la hora de la siesta.
El mundo era el patio de mis abuelos,
los senderos bordeados de romero
las noches cálidas de enero
y las luciérnagas en el jardín.

Una vez fui luna llena,
inmortal, insegura, arrolladora,
ojos deslumbrados de mujer que descubre
y se descubre,
los sueños desbocados, la carne firme,
los huesos enteros, el cuerpo fértil,
abriendo las ventanas
a la ceremonia de la vida.

Ahora soy cuarto menguante.
la luna instaló en mi pelo la luz de plata
que trato de esconder.
instaló en mi cara el dolor de los espejos
que revelan un surco nuevo cada mañana.
A cinco pasos de los sesenta
a veces me vence el cansancio
y vivo las marcas de la edad con impotencia.

Otras veces me rebelo y se alinean los planetas.
Enfrento desafiante al espejo
y digo que estoy donde quiero estar,
con los años que me corresponden,
con las marcas de batallas perdidas y ganadas,
con la libertad de no tener que pagar ya
derecho de piso.
Y pienso en el amor. Y soy como el vino:
quien me ame que me beba,
despacio, a sorbos, encontrando los sabores,

aunque sea en cuarto menguante. 

© Annie Altamirano
Poema inspirado en la foto de © Natividad Gómez Bautista




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